lunes, 12 de octubre de 2015

EL HOMBRE BLANCO Y LA SERPIENTE


Cuenta una leyenda que un hombre blanco encontró una serpiente inmovilizada por una pesada piedra. El hombre blanco se apiadó de la serpiente, levantó la piedra y la liberó. Cuando la  serpiente se vio libre trató de morder al hombre. El hombre blanco dijo, “¡Detente! Antes de morderme busquemos a quien pueda darnos una opinión al respecto”. En el camino se encontraron con  una hiena y el hombre le preguntó, “¿es correcto que la serpiente quiera morderme, después que yo la rescaté sacando la piedra que tenía encima?”. La hiena, que pensaba en tener una parte del cuerpo del hombre blanco, dijo, “yo creo que la serpiente tiene todo el derecho de hacerlo”. La serpiente trató de morderlo de inmediato pero el hombre blanco dijo nuevamente, “¡espera un poco, podríamos oír una tercera opinión!”. Vino un chacal y el hombre blanco le preguntó, “¿es correcto que la serpiente a quien ayudé, quiera morderme después de haber levantado la piedra que la aplastaba? El chacal replicó, “yo no creo que una sencilla piedra pueda atrapar a una serpiente a menos que lo vea con mis propios ojos. Vamos al lugar donde ocurrió para ver si es verdad”. Cuando llegaron al  lugar donde ocurrió el chacal dijo, “serpiente échate y permite que te cubra la piedra”. La serpiente lo hizo y el hombre blanco puso la piedra encima de ella. Por más empeño que puso la serpiente no pudo levantarse. El hombre blanco trató de liberarla nuevamente cuando el chacal se interpuso y dijo, “no levantes la piedra. Como ella trató de morderte que ella misma trate de salvarse”. Dice la leyenda que ellos se fueron y dejaron a la serpiente debajo de la piedra.

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